Ser docente

Imagen: Lara en Pinterest

Volvemos de nuestras vacaciones -gran parte de las cuales las hemos pasado leyendo, escribiendo, investigando, formándonos o compartiendo – con nuestras maletas cargadas de energía, nuevas ideas y toneladas de optimismo.

Este curso 2012/13 «será diferente y difícil» «con lo que nos va a caer encima» escriben con impecable pluma y gran acierto mis buenas amigas y compañeras de profesión MªCarmen Devesa  e Isabel Ruiz, describiendo a la perfección, lo que sentimos los profesionales docentes en España.

No se está cómodo en un país en el que la cultura se ignora tanto. La educación no es responsabilidad de nadie  y se abusa del trabajo cooperativo bien hecho o la buena fe de los ciudadanos. Como le ha sucedido este verano a Lara Romero, otra gran amiga del claustro tuitero a la que le han usurpado por mala gestión editorial, falta de ética profesional y en nombre de una cultura mal entendida, los derechos de autoría de un magistral proyecto 2.0.
«La llegada de la tecnología a las aulas es necesaria e inminente» pronostica sabiamente Dolores Reig. Afirmación que también lleva implícita la idea de que la cultura es cosa de tod@s. Nuestra solidaridad y apoyo son mas que nunca necesarios ahora.Tenemos que  ponernos «con» y»en lugar de», no en contra o pasar. Hay mucho trabajo cultural además del lectivo y no lectivo que se hace  por altruismo, vocación  o como se le quiera etiquetar, sabiendo que la remuneración a obtener solo será satisfacción personal que es denostado por una sociedad manipulada no educada para valorarlo – y no solo me refiero a maestros o profesores…
Algunos somos docentes dentro y fuera del aula. Nos gusta aprender-enseñar con nuestro alumnado y nuestros compañeros de profesión. Solemos saltarnos el horario de atención a padres, alumnos o autoridades académicas y hablar en pasillos, recreos, supermercado o en plena calle, cuando alguien nos necesita sin calcular el cómputo de horas libres trabajadas. Nos enorgullece que todos nuestros alumnos consigan ser responsables, autónomos en el aprendizaje, afectuosos, colaboradores,críticos o respetuosos tanto dentro como fuera de las aulas.

Sentimos mucha «emotionware» cuando exalumnos nos visitan, llaman o escriben a través de redes sociales, mailitos  para  preguntarnos o contarnos lo que han conseguido ya o lo que les cuesta conseguirlo.
Porque por encima de cualquier imposición académica o curricular, lo que piensan, sienten, viven o sueñan, nos parece prioritario y forma parte de nuestra tarea docente. Así entendemos la educación: construyendo y valorando, con amabilidad, respeto y cercanía, intentando orientar y guiar en este complicado aprendizaje que es la vida a quienes pronto  iniciarán el vuelo lejos de las aulas. 
Imagen:Instagram
 Quizás nuestra receta mágica para educar sería: amor, empatía, satisfacción con el trabajo bien hecho y madurado con serenidad, generosidad y toneladas de paciencia pública, concertada o privada. Y la mala gestión educativa, los recortes de los políticos o las incompetencias de la misma subespecie, son humo y «nos trae al pairo».
Mi reconocimiento desde este modesto post a todos aquellos educadores que amen su trabajo, aunque a veces sea mediocre, esté por debajo de su cualificación profesional o no sea valorado ni política, social o económicamente.
Besos. Nos leemos y escribimos :)))